Los inadaptados han vuelto
Queridos adoradores de La Guionista Famélica: donde dije digo, digo Diego.
Y no os engañéis, moi puede hacer eso una y mil veces, porque no es que me equivoque, es que evoluciono. Lo mismo podría haber puesto a caldo a otra serie y después que la cosa cambiase (como en «The Walking Dead«), y seguiría sin equivocarme, porque, lamentablemente para vosotros, soy infalible. Como el Papa. O eso dicen. No es que yo lo sepa de primera mano.
A ver… no nos pongamos melodramáticos. Misfist sigue siendo una obra audiovisual digna de ser elevada por encima de la media, solo que hay que acotar un poco lo que es digno de ser visto y lo que no.
Por ejemplo, la temporada 1 y la temporada 2 son absolutamente brillantes. Nada que decir al respecto. Así que no se puede añadir mucho más. El problema llega con la temporada 3, en la que parece que han decidido ir a joderla sin piedad, tan inhumana y certeramente como lo haría el T-1000 más artero y violento.
Ya lo sabéis, corderitos. No hay nada más cruel que una espectadora fiel y cabreada.
Mi ira no conoce límites. Ahora lo vais a ver… y cuidadito que van SPOILERS bien cargaditos.
10 RAZONES PARA ODIARTE
No te salva ni una rosa, chavalote.
1.- Capítulo 03×00: Vegas, baby!
Empezamos bien. Un trago tan amargo para los adoradores de Nathan como «Matrix Revolutions» para los de Neo y no, no solo por el conejo celebérrimo que se sacaba del culo, aunque, para ser honestos, ¿qué necesidad había?
A lo que vamos.
Este capítulo no sirve para nada más que para darle un portazo en las narices a Nathan. Ya sabíamos que se marchaba de la serie, pero, ¿quién es capaz de acumular tanto rencor por una nadería? Está claro que la máxima de «haz que tu personaje se meta en problemas debido a su inevitable forma de ser/actuar» se mantiene como una roca, pero, desgraciadamente, es una parodia de un personaje ya de por sí extremo e histriónico.
Es muy cierto que Las Vegas es el lugar donde Nathan iría a hacer fortuna aprovechando sus poderes, pero estoy muy decepcionada por cierta foto de la que hablaremos más tarde y que es un error garrafal de paradoja espacio-temporal. Algo que afecta a toda la trama horizontal y que remite inexorablemente a este capítulo por el simple hecho de ocurrir en Las Vegas.
Finalmente, como matar dos pájaros de un tiro nunca está mal, presentan al «nuevo Nathan» (Rudy) en los últimos segundos de la acción. Nathan llama pidiendo ayuda a Simon, pero pregunta por «Barry» de una forma un poco forzada. Es como sacar un último chascarrillo de donde no se puede.
2.- Los poderes
Curtis y su alter ego, Melissa
En la primera y segunda temporada, los poderes están íntimamente relacionados con la personalidad de cada uno de los personajes. El épico final de la segunda temporada nos deja con la miel en los labios al descubrir que hay un «traficante de poderes» que los compra y vende a discreción por una módica suma. Los chicos deciden cambiarlos y títulos de crédito. Eso sí que es dejar un final en alto. Se abren tantas posibilidades como gotas de agua sobre un replicante moribundo.
Claro, que todo final épico tiene que ser plasmado en algún comienzo épico eventualmente y ahí está la cagada: los poderes en la tercera temporada no tienen nada que ver con ellos. Son prácticamente inútiles y aburridos.
Alisha: ahora es capaz de «ponerse en el lugar de cualquier otro».
Simon: puede ver flashes de un futuro inmediato.
Curtis: se convierte en mujer (¡!) a voluntad.
Kelly: es una científica de cohetes.
Rudy: es la excepción. Él no parece que haya cambiado el poder que le llegó gracias a la tormenta. Se desdobla en dos y parece que el «otro» es más sensible y considerado. Como un Mr. Hyde agradable y llorica.
Ya os habréis dado cuenta de que son poderes bastante blandos (¿científica de cohetes? ¿realmente creían que eso iba a dar juego en la temporada?). «Pero, quién sabe» –podrías decir–, «el del tipo que controlaba los lácteos fue un capítulo impresionante».
Pues no. No hay capítulos impresionantes en los que Kelly se vuelve loca y hace explotar el Palacio de Buckingham con una de sus creaciones más mortíferas. Y ese es un gran problema de la tercera temporada. Los poderes están ahí para comerciar con ellos: ¿que no me gusta?, lo cambio; ¿que me da problemas?, no lo quiero. Y eso no es dramáticamente aceptable. Los poderes eran antagonistas de ellos mismos y convertían en antagonistas a otras personas que los usaban en su propio provecho. Eso le daba a las tramas una tridimensionalidad difícil de encontrar en otras series de similares características, como por ejemplo «Héroes».
Dr. Rudy y Mr. Llorica
3.- Rudy
Un personaje que, lamentablemente, sólo estaba en la serie para llenar el hueco que dejó Nathan. Un tipo patético y grosero que usa a las mujeres como basura y cuyo poder es su propio azote: un desdoblamiento de la personalidad encarnado en un «hermano gemelo» blandito e inseguro que actúa como la voz de su conciencia y que, desgraciadamente, no antagoniza lo suficiente.
Los dos primeros capítulos son casi exclusivamente para que le cojamos cariño, pero es imposible. Carece de todo carisma e interés. No nos importa lo que le pase y rogamos para que se le carguen a la primera de cambio… pero no lo hacen. Es frustrante, teniendo en cuenta que han matado a casi todos los personajes aunque sea una vez en una de esas geniales locuras de universos paralelos y tiempos desincronizados.
En fin, que nos niegan la catarsis. Ni tan siquiera me pareció suficientemente catártico cuando estuvo a punto de que se le cayese la picha… porque no se le cayó. Lamentable.
Te odio, Rudy. Espero que mueras en el futuro… o en el pasado.
4.- Curtis / Melissa
Aunque Curtis se vista de seda, Curtis se queda
No es que Curtis me pareciese el personaje imprescindible de las dos primeras temporadas, pero tenía ese punto exótico que a todo buen amante de la sci-fi nos mola: la capacidad de viajar en el tiempo. Gracias a ese poder tuvimos uno de los mejores capítulos de la serie: ese en el que Curtis vuelve una y otra vez a revivir el momento en el que le arrestaron en la discoteca por posesión de drogas.
Sin embargo, más allá de eso, Curtis siempre ha sido un personaje comodín. Carente de una línea argumental sólida, se movía al son que marcaban otros personajes más profundos.
Con la tercera temporada, esta tendencia se asienta más si cabe con la pérdida de un poder que podría haber hecho temblar la serie y que por eso se han quitado de encima. Cuando alguien le pregunta: «¿por qué coño has aceptado un poder como el de cambiar de sexo?», la respuesta es tan vacua como insatisfactoria: «ya no quedaban otros».
¡¿YA NO QUEDABAN OTROS?! ¡¡Pues sigue con el mismo de antes, alma de cántaro!!… O quédate sin nada, que para lo que te sirve esa mierda…
Además, cuando las cosas podían empezar a ponerse interesantes, ya sabéis, cuando se queda «embarazado», recurren a lo más fácil y hacen que se deshaga del poder. ¿Desde cuándo una potencial bomba como esa se deja pasar así como así?
Pero bueno, se lo perdonamos porque eso le obliga a hacerse con un poder mucho más interesante y explosivo: ahora será capaz de resucitar a los muertos. Eso nos ofrece uno de los capítulos dignos de estar en la próxima sección (la de algunas cosas que amar).
5.- El desarrollo de la trama horizontal
Prácticamente el 99,99% de los adictos a esta serie lo eran gracias a la brillante trama horizontal aliñada con excelentes capítulos autoconclusivos.
El Simon rarito
Recordamos: Simon es un frikazo del uno, un automarginado de esos con aspecto de joven psychokiller que en el fondo es un buenazo. Está enamorado de Alisha, una guarrilla impenitente que se lo monta con cualquiera, pero que quiere redimirse. En la primera temporada, Simon puede hacerse invisible y Alisha tiene la capacidad de sacar los instintos más básicos y miserables del sexo opuesto si la tocan. Además, aparece un héroe encapuchado que parece que está del lado de los chicos, pero no se sabe quién es.
El Simon molón
En la segunda temporada, se descubre que el héroe encapuchado es un Simon del futuro, buenorro y seguro de sí mismo, cuya misión es doble: hacer que Alisha se enamore de él porque es su destino y luego morir para salvarla. No problem, porque queda el Simon frikazo del presente expuesto como un caramelo a la entrada de un colegio para que Alisha se lo coma de un bocado.
La pregunta que nos hacemos en la tercera temporada es: ¿conseguirá Simon convertirse en el héroe que hemos visto?
La verdad es que cuesta creer que en una serie tan bien estudiada hayan decidido ignorar el placer del espectador al ir descubriendo poco a poco la trayectoria de transformación de Simon en el Encapuchado y esa es la pega: que solo dedican un capítulo (el 03×03) a la evolución del personaje y no es suficiente. No ha cambiado ni de corte de pelo, y menos de personalidad.
Tranquilos, defensores de Simon. Puede que la muerte de Alisha le haga ser un tipo duro, pero en cuanto a desarrollo dramático, es necesario más recorrido para que sea creíble y disfrutable.
6.- Las tramas autoconclusivas
Evidentemente, sin una buena trama horizontal, ¿qué nos queda? Un capítulo de «El coche fantástico».
Una imagen que no se volverá a repetir
Pero no estamos en los ochenta. Así que para que una serie de nuestro tiempo se sostenga, es necesario que los capítulos sean tan acojonantes individualmente que nunca te llegues a preguntar hacia dónde va la serie o que las tramas autoconclusivas se desarrollen dentro de un contexto que encaje dentro de la trama horizontal.
En esta tercera temporada de 8 episodios, nada más que dos son acojonantes, y uno más es el remate de la historia. Eso nos deja 5 episodios intrascendentes y bostezables, que no van a ningún sitio, que no aportan nada.
Una decepción.
7.- El cierre de la trama horizontal
Es tan brutal como inesperado. Podrían haberlo puesto en cualquier punto, no necesariamente donde está. Si lo ponen como primer capítulo de la tercera temporada, se acabó la trama y a otra cosa, mariposa. Por el contrario, si hubieran alargado la serie dos temporadas más, manteniendo el suspense de cómo evoluciona Simon, y lo hubieran encajado como el último capítulo de la quinta temporada, pues hubiese dado exactamente lo mismo.
8.- La foto de Simon y Alisha
La conspicua foto inexistente
En la segunda temporada, el Simon del futuro mostraba a Alisha una prueba gráfica de que «estarían juntos» con una fotografía de ambos frente al cartel de «Bienvenidos a Las Vegas».
Eso genera ciertas expectativas que jamás se satisfacen en la tercera.
Cualquiera pensaría que iban a mostrarnos a la pandilla en Las Vegas, ayudando a Nathan, o que se mencionaría un viaje de la parejita para justificar la foto.
Pues no. Simon simplemente se la lleva hacia el pasado para volver a justificarse. Pero nunca viajan.
¿Cuándo han ido si no han salido del Community Center? Parece un Deus ex machina para que en la segunda temporada Alisha creyese a Simon (y los espectadores, claro).
Ya, ya. Paradojas espacio-temporales muy convenientes.
9.- La dirección
Deja mucho que desear. Wayne Che Yip y Alex García López no le llegan ni a la suela del zapato a Tom Green.
Os voy a decir un secreto que jamás admitiré que haya salido de mis labios: no tengo ni idea de temas técnicos de dirección, pero una cosa sí que tengo clara: que las dos primeras temporadas me entraban mejor por la vista. Más naturales. Más novedosas. Más dinámicas. Más mejores.
10.- La expectativa de una 4ª temporada.
¡¡¡¡¡NOOOOOO!!!!! Esta serie está ACABADA. No es necesario disecarla y mantenerla en formol.
3 RAZONES PARA AMARTE
¿A este le han echado encima blanco nuclear o qué?
1.- Simon
Tengo debilidad por este personaje. Es raro, tierno e inseguro pero a la vez es el Encapuchado del futuro. Está enamorado hasta las trancas de su chica y siempre trata de ser útil.
También ayuda que parece una estatua de mármol blanco esculpida por Miguel Ángel, pero eso es secundario (tos nerviosa).
2.- Capítulo 03×04: el de los nazis
Nazis por un día
En cuanto Kelly gruñe: «Fuckin’ nazis!», sabes que va a ser un episodio que merece la pena.
Es uno de esos capítulos que no hace avanzar la trama pero te deja henchido de felicidad porque es novedoso, entretenido, usa el viaje en el tiempo y las paradojas… y matan a Curtis, que se lo merece por manta. Pero ya sabéis: luego, todo vuelve a ser lo que era.
3.- Capítulo 03×07 : el de los zombies
Un zombi al día siempre da alegría
Un capítulo que tampoco hace avanzar la trama pero que tiene otro tema que hace vibrar mis dolientes huesecillos: los zombies.
El traficante de poderes obliga a Curtis a aceptar el poder de resucitar a los muertos para devolver a la vida a su novia. Curtis, desesperado porque está atrapado en el cuerpo de Melissa, acepta, pero el poder convierte a los resucitados en zombies y se monta la de Dios con unas encantadoras animadoras con pompones y todo.
Los chicos salvan el día y a otra cosa.
¿QUÉ DEBEMOS SACAR DE TODO ESTO?
Que hay que dar una muerte digna en nuestras cabezas a esta serie y pasar a otras que puedan anestesiar nuestro dolor.
Por mi parte, ya he empezado con:
«Once upon a time«, que me tiene totalmente absorbida: ¿butter or gravy?
«Boss», que es como un crossover entre «Los Soprano» y «El ala oeste de la Casa Blanca» con el inesperadamente dramático Kelsey Grammer.
«Homeland», con una galardonada Claire Danes haciéndonos olvidar a Julieta. Por fin.
«Episodes», con Matt LeBlanc haciendo de sí mismo como un vulgar Jorge Sanz.
«Revenge», un melodrama de venganzas entre ricos que recuerda a «Point Pleasant» pero en mejor, para aligerar un poco. A ver, gafapasteros, que no hay que vivir siempre de «Mad Men».
y… redoble de tambores…
Top Chef Just Desserts. Me encanta ver cómo esos pasteleros se apuñalan unos a otros. Es como la vida misma recubierta de garnache de chocolate y rellena de sangre y vísceras.
Ñam, Ñam.